Ahora, lo mismo que con Lula de Brasil y Cristina de Argentina, la soluciòn es la movilizaciòn y lucha de los peruanos tanto en las calles como en todos los sitios, asì como la solidaridad internacional, siguiendo el claro y vivo ejemplo del Presidente Lòpez Obrador, al condenar el golpe contra Castillo, abriendo las puertas de Mèxico, para que, desde nuestras heroicas tierras, organice el combate, exactamente como lo hizo el Camarada Evo, triunfando en la restauraciòn de la democracia boliviana.